jueves, 1 de marzo de 2012

Nuestra Historia


Escribí esto mientras dormías, con la conciencia recelosa de tu cama, pero tranquila al fin y al cabo. Música en mis cascos, apareces tú… Y sonrío. Mi cama dice que te echa de menos, que está dejando de oler a ti, pero le he prometido que pronto volverás. La tele encendida, Cuarto Milenio en segundo plano, nuestras fotos en mi ordenador como primero sorprendiéndome al darme cuenta de que, por muy a tópico que suene, puedes conocer a mil personas en tu vida, enfadarte con la mitad, abrazarte a otro tanto por ciento… Pero nadie me aporta nada como tú, nada se compara a ti. Tropezamos de repente un 11S, surgiste de la nada para hacerlo todo más fácil, más posible. Apareciste sólo por y para hacerme feliz, creando esta burbuja en un mundo lleno de espuma en el que me estaba quedando sin aire, en el que me prometí a mí mismo no creer en el amor ni ningún otro tipo de relación sentimental, regla que rompiste junto a muchas otras. Y me alegro de que lo hicieras.
Cuando comenzamos a hablar, precisamente debido a este ahogo, jamás podría haber imaginado que ibas a convertirte en algo tan importante para mí. Hablábamos a diario, siempre te buscaba en la lista de conectados. El tiempo pasó, voló. Estuve a cien kilometros de ti sin apenas conocerte y ya te echaba de menos, se me aceleraba el corazón con cada mensaje, con cada sms. Casi tanto como cuando escuché tu voz por primera vez, pero nada comparable al 11S. Nuestra “primera cita”, y con vistas al mar! ¿Se podía pedir algo más? Sí, yo te pedía a gritos que me besaras pero fuiste tan cruel de dejar toda esa responsabilidad sobre mí, y aún no sé ni cómo, conseguiste que me armara de valor y me lanzara a lo que se ha convertido en un círculo vicioso de besos del que no quiero salir nunca, cada cual te deja con más ganas del anterior. Y a partir de ahí me devolviste la respiración, la ilusión. Dejé de pensar que todo tiene un final para darme cuenta de que contigo no hay final.
Durante este tiempo hemos vivido infinidad de cosas juntos, hemos estado siempre en lo bueno y en lo malo. Te he visto reír hasta más no poder, te he visto disfrutar como nadie, te he visto despertar, enfermar, reflexionar. Te he visto enfadar, se me ha partido el corazón y se me sigue partiendo al recordarte llorar. He visto la decepción en tus ojos, la rabia. Pero por suerte he visto muchas más veces la ilusión, la emoción y la felicidad en tu mirada. Te he visto perder el miedo, he conseguido sorprenderte unas cuantas veces y embobarte otras tantas. Y tú has visto todo eso reflejado en mí. La vida no es de color de rosa, maitia, y es imposible que una relación lo sea. La pareja perfecta es aquella que se apoya pase lo que pase, que lo supera todo, que se enfrenta a cualquier cosa con tal de seguir juntos. Y esa pareja somos tú y yo. Desde hace año y medio y para siempre. Somos algo más allá de la palabra “novios”. Eres mi compañera de sonrisas, mi motivación diaria, la voz de mi conciencia, mi wonderwall, el toque que me faltaba para ser especial, la excepción. Y ahora que te he encontrado, ahora que no puedo respirar sin tu olor, vivir sin tus abrazos, sin una dosis de ti… Ahora que formas parte de mí, si te esfumas, el síndrome de abstinencia acabará conmigo. Eres mi marca de heroína, joder. Por eso, aunque suene egoísta después de todo lo que has hecho por mí, sólo puedo pedirte que te quedes aquí abrazándome. Que no me sueltes nunca y nunca olvides que te quiero más que a nada en este puto mundo. Y que el 25 sólo es un número que representa los segundos que tardé en engancharme a ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario