lunes, 12 de noviembre de 2012

A Te


A ti que eres mi gran amor
A ti que has tomado mi vida
y has hecho mucho más de ella
A ti que has dado sentido al tiempo

A ti que yo te he visto llorar
en mi mano, tan frágil
Y luego te he visto
con la fuerza de un avión
tomar tu vida en tus manos
y llevarla a salvo.

A ti que me has enseñado los sueños
y el arte de la aventura
A ti que crees en el coraje
y también en el miedo
A ti que eres lo mejor
que me ha pasado
a ti que cambias todos los días
y sigues siendo siempre la misma.

A ti que no te gustas nunca
y eres una maravilla
Las fuerzas de la naturaleza
se concentran en ti
que eres una roca,
eres una planta, eres un huracán
eres el horizonte que me acoge
cuando me alejo.

A ti que eres el único amor que quisiera
si yo no te tuviera conmigo
A ti que has vuelto mi vida
increíblemente bella

A ti que eres,
simplemente eres,
esencia de mis días
esencia de mis sueños

A ti.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Ser Animal


Lo cierto es que no somos más que animales domesticados por nuestras propias normas, somos tan buenos como el mundo nos permite ser, y a día de hoy no existe tanta diferencia entre un león que cruentamente mata a su presa para alimentarse y un hombre o una mujer que no deja de maldecir a sus semejantes para conseguir un estatus social digno de valoración. Leo y releo la noticia y mis neuronas se ponen en guardia: “Absuelven a un pontevedrés que paseó a su perra arrastrándola por el costado”; y claro, de la sentencia no voy a decir nada, porque ya sabemos cómo está la cosa jurídica de este país de pandereta y hedores de vino tinto, pero, desde luego, de individuos que van arrastrando canes como si fueran felpudos animados, sí podríamos decir muchas cosas, y ninguna buena. Por ejemplo, habría que aclararle a ese tipo de individuos que los animales ven en el hombre a un ser igual a ellos que ha perdido de forma extraordinaria el sano intelecto animal, es decir, que ven en él al animal irracional, al animal que ríe, al animal que llora, que es infeliz… Mal va una sociedad donde no se respeta a seres supuestamente inferiores que, la mayor de las veces, no sólo dan compañía a sus dueños, sino también un afecto que difícilmente podemos encontrar en los de nuestra propia especie. Pese a esto, dicha noticia no debería sorprendernos tanto ya que, ¿cómo vamos a respetar a los animales que nos rodean si ni siquiera nos respetamos a nosotros mismos y a nuestros semejantes? ¿Cómo podemos reclamar tolerancia y respeto para perros, gatos, cobayas, periquitos y demás animales de compañía cuando el ser humano está metido de lleno en el ciclo resbaladizo de la involución? Si algo se va aprendiendo a lo largo de la vida es que si uno no se quiere a sí mismo, es imposible que pueda querer y valorar a las personas con las que convive, y la mayoría de las veces somos tan prepotentes que olvidamos que cuando reímos a carcajadas, superamos a todos los animales en vulgaridad, olvidamos al ponernos el disfraz de superioridad que el hombre es el único ser de la creación que bebe sin tener sed, como sin tener hambre y habla sin tener nada que decir, vamos, que dejamos de lado la autocrítica, y por tal motivo, se nos escapa el hecho de que nosotros también podemos acabar cualquier día de estos arrastrados cual felpudo por las aceras de esta ciudad, pues, aún por encima, todos tenemos un precio y, he de suponer, que por una cantidad X de dinero, más de uno haría las veces de bufón, pero sin acabar en el juzgado, sino en la portada de cualquier periódico con el titular: “Fulano gana 20 euros después de haber limpiado con su propio cuerpo 5 aceras y 3 pasos de peatones”; todo un record. Hay que ser animal, oiga, animal y un tanto idiota, ya que el hombre, ese ser tan débil que se cree una especie de dios, ha recibido de la naturaleza dos cosas que deberían hacer de él el más fuerte de los animales: la razón y la sociabilidad, y en el caso de personas que maltratan a los animales, ni una cosa ni la otra.