sábado, 25 de enero de 2014

Hablo De Ser Y No De Tener


Hay que cambiar el mundo, estamos viviendo en una sociedad que cree ser perfecta, piensa que ha superado su pasado , que ella no tiene que progresar y nos estamos equivocando. Construimos primero nuestra sociedad sobre valores como la libertad y por culpa de ella surgieron pobres y ricos, la libertad no dejaba espacio a la igualdad, transformaba a las personas en medios para conseguir un único fin: dinero. Más tarde se exaltó por encima de todo la igualdad, pero esta se comía a la libertad, reducía al individuo a una simple masa sin diferencias ni capacidad de sobresalir. Ahora, ¿por qué no conseguimos salir de esta pescadilla que se muerde la cola? La respuesta es muy sencilla, nos hemos olvidado de que al grito de libertad e igualdad que gritaban en la revolución francesa acompañaba otro, el de fraternidad. ¿No deberíamos construir una nueva sociedad sobre ésta?

Y no, no hablo de política ¿Qué es acaso la política? Unos hombres vestidos en trajes carísimos pronunciando discursos más caros todavía. Unos hombres que se atacan unos a otros, que ven la mota en el ojo del vecino y no ven la viga en el suyo, unos hipócritas me atrevería a decir que sólo quieren enriquecerse mientras sus discursos hablan de igualdad, de derechos y de justicia. Unos que terminan con los derechos que tanto nos ha costado conseguir y otros que a pie de calle, primera línea en las manifestaciones hacen su papel de salvadores del pueblo, se muestran a favor de los pobres ¿Qué sabrán ellos de pobreza? 

Y bien, entonces…¿De qué hablo? Hablo de cambiar el mundo desde abajo, desde lo que cada uno puede hacer en su vida personal, hablo de dar sin recibir nada a cambio, hablo de ser mejores personas para que otros sencillamente puedan vivir, hablo de colaborar a limpiar la mierda en la que se ahoga nuestra sociedad, una mierda llamada capitalismo, como sinónimo de ambición y de egoísmo. Pero que ojo, en otras épocas ha recibido otros nombres, lo mismo da… Hablo de olvidarnos de los maravillosos discursos de políticos que tienen los bolsillos bien llenos, que ellos hagan su trabajo, que es necesario nadie lo duda, y nosotros haremos el nuestro. No hablo de izquierdas ni de derechas, hablo de ser más justo, más solidario desde cualquier ideología política. Hablo de ti, hablo de mí, hablo de fraternidad. Hablo de ser y no de tener. Basta ya de pelearnos y de jugar a ver quién es menos malo. Basta ya de separarnos ¿No somos todos humanos? ¿No cometemos todos errores? Convivamos pues todos en armonía y fraternidad.

Soñando Despierto


Visité un lugar,
extraño como el que más.

Personas ayudándose entre sí.
Ancianos regalando vida.
Niños jugando en el balancín.
Enamorados besándose en el banco de la esquina.
Ricos y pobres unidos de la mano, haciendo un mundo mejor.
Un mundo en el que todos cantaban y bailaban, al ritmo de la misma música.
Donde la salud era plena, ya que sus almas estaban completas.
Ninguna madre lloraba, nadie perdió a su querido hijo.
Mundo de reencuentros, mundo donde jamás se escuchó un simple lamento.
Lugar de flores de colores, de hojas del árbol caídas.
Donde no era otra cosa, que el hogar de todos.
Juntos enlazados en nuestros sentimientos, pudimos llegar a volar al más alto cielo.
Viendo en lo más bajo de las nubes, que ese mundo, era sin duda el que un día olvidamos, el que un día rompimos, el que un día asesinamos.
Llantos de felicidad se inundaban en sus mares, al descubrir que ese querido sueño, era nuestro hogar, era nuestra tierra.
Tierra que se formó de la vida, y con la vida destruimos.
Tierra que necesita nuestro amor y pasión, para que nuestros corazones puedan seguir latiendo.
La salud, el dinero, la felicidad, todo esto que supuestamente nos hace felices, os diré un secreto, todo esta aquí.
No miréis más allá de vuestros ojos, mirad al suelo por un momento, lo estáis pisando diariamente, no os dais cuenta que es quien hace que tus pasos aún sean los más fuertes, no os dais cuenta que la única huella que dejáis, el único recuerdo, el único sitio donde quedará grabado....será únicamente aquí, en vuestros cimientos, de aquí venimos, y aquí morimos.

sábado, 18 de enero de 2014

Esto Es París


Un camarero barbihecho y pelinegro nos sirve un café au lait, solemne pero ajetreado; un ciudadano enfundado en una gabardina gris anda audiblemente por las aceras húmedas de la ribera del Sena; mientras, un coche pasa tan cerca, tan cerca... y levanta una estela de gotas frías que caen después sobre el pavimento. Las primeras luces del alba juguetean tras los tejados. Las farolas desisten, un día más, de convertir la noche de la Ciudad de las luces en una vereda soleada. Es París. París despierta al mundo. París nos da la bienvenida. Y nosotros empezamos a andar. ¡Hay tantas cosas por descubrir, por oler, por saborear!...

No podríamos irnos de París sin adentrarnos por las calles de Montmartre acercándonos poco a poco al Sacre Coeur, por esas calles donde antaño vivieron pintores, poetas, artistas y soñadores, por esas calles que llevan la bohemia tatuada en cada uno de sus adoquines, por esas calles donde vivió Toulouse Lautrec. Pero bueno, ¿y el arte? ¿Dónde está el Louvre? Impensable pasar por París y no recalar, ni que sea una tarde, ni que sea un suspiro, por unos de los museos más prestigiosos del mundo, hogar de 'La Victoria de Samotracia', de 'La Gioconda', de esculturas griegas, cuadros renacentistas y obras barrocas Un universo de formas y colores que es puro alimento para el espíritu.

¿Y la Torre Eiffel? No desesperéis; allí nos dirigimos con paso firme pero distendido, paseando por el Champ de Mars. Al fondo, cada vez más impresionante, nos espera paciente la torre metálica, símbolo indiscutible de una ciudad que, a estas alturas, estamos seguros de que no olvidaremos jamás. ¿Subimos? Si no tenemos vértigo... Entramos en el ascensor y empezamos a elevarnos, poco a poco, por dentro del armazón férreo de una de las torres más famosas del mundo. La distancia nos descubre progresivamente un paisaje hermoso e inmenso: es París. París a nuestros pies. Bajamos del ascensor, ya sea al principio o ya sea en la parte más alta, y contemplamos un buen rato la ciudad tendida a nuestro alrededor. No todos los días uno tiene la oportunidad de escudriñar desde un pedestal privilegiado una de las ciudades más carismáticas del mundo.

Y Notre Dame... ¿Cómo olvidarla? La catedral gótica ve pasar el tiempo desde la Île de la Cité, erguida sobre una plaza y rodeada de verde para que el paseante pueda contemplar hechizado los esbeltos arbotantes que sobresalen de sus muros, como un esqueleto que nos muestra sus entrañas, mientras a nosotros la literatura se nos mezcla con la realidad, y hasta nos parece que hemos visto a Quasimodo correr escaleras arriba hacia el campanario.
La Place de la Bastille, la Esplanade des Invalides, la Plaza de la Madeleine, los Champs Élysées... ¡Hay tantas cosas por ver en París! Tantas son las calles por las que perderse, tantos lugares en los que sentarse simplemente a contemplar la luz de la ciudad, sus colores, sus gentes...

Que más se puede decir, esto es París, la ciudad de la luz, la ville lumière.