lunes, 27 de junio de 2011

Un Gracias Se Queda Corto


Todo empezó aquel día en el que ví por primera vez la luz. Fue cuando abrí los ojos y ví la palabra vida reflejada en tu rostro, llorando lágrimas de felicidad mientras me dabas calor en tu regazo. Desde ese momento empecé a crecer y comprender lo bonito que es vivir y lo que estoy agradecido por haberme dado la oportunidad de conocer el mundo. Me acuerdo la primera vez que comencé a andar sabiendo que nunca me iba a caer porque tu eras mi pierna de apoyo, la primera palabra que salió de mi boca, las primeras lágrimas que derramé por mis pequeños ojos, todo eso me ha dado fuerzas para llegar donde estoy ahora y sin ti no hubiera sido posible. Todo esos recuerdos de mi infancia que nunca morirán y que siempre significarán mucho para mí. Los momentos malos que juntos pasamos mirando a la vida de frente, esos consejos de madre que me ayudaban incluso para rozar el cielo en algún instante. Todo eso hace palpitar mi corazón junto al apoyo de mis hermanos y las pequeñas broncas de mi padre que me han servido para ser valiente y para no quedarme atrapado en ningun lugar ni situación. Cada día amanece para ti, porque tu sembraste una semilla de la que brotó este hijo que está más que agradecido por darle todo lo que ha estado en tus manos siempre, por aguantar tus quejas y por verme crecer. Hoy sonrío una vez más y grito al viento lo feliz que estoy a tu lado y que si en algún momento me voy, no será una despedida si no un gran reto que afrontaré al poner a prueba todo lo que me has enseñado. Además aunque te tenga lejos, te siento al lado empujandome y dandome fuerzas para no caer rendido. Gracias por aliviar mis dolores y reducir mis temores. Contigo es fácil la vida. Mi vida es tuya, madre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario