Hoy no os voy a pedir que sonriáis, ni que seáis felices. No
os voy a pedir que luchéis por vosotros, ni por vuestros sueños. No os pediré
que nunca cambiéis, ni que no os importe lo que digan de vosotros.
No, hoy no.
Hoy os voy a pedir que suspiréis, si, simplemente eso, que
os paréis un momento simplemente a respirar, a relajar la mente y el cuerpo, a
olvidar todos los problemas que tengáis. El ritmo de vida que llevamos no nos
permite parar: estamos conectados a todas horas, comemos rápido, corremos de un
lado para otro sin apenas haber empezado la digestión y, cuando por fin,
llegamos a casa, nos sentamos a estudiar o a preparar algo para el trabajo.
¿Acaso eso es vida? No.
De vez en cuando conviene pararse a respirar, aunque sólo
sea para coger fuerzas para seguir con nuestro frenético ritmo de vida.
"Cuando suspiras, estas pidiéndole involuntariamente un
deseo a las estrellas"
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